Pero eso no fue todo lo que pasó en el combate con Maccarinelli. Una vez que llegó al vestuario estaba consternado por este nuevo hecho que sucedió en su carrera: se olvidó de muchos momentos claves de la velada y se sentía mareado todo el tiempo. "Estaba sentado, con los guantes puestos, lo miro a mi entrenador y le pregunto: '¿Todavía no empezó la pelea?', y me respondió: 'Ya terminó y la perdiste por nockaut'. No entendía nada", expresó con un rostro de confusión en una charla brindada a estudiantes de periodismo deportivo de Eter.
"Seguía sentado -dijo Domínguez-, y de repente siento que alguien me pone un teléfono en la oreja y me dice: 'Es tu mujer'. Lo miré y le contesté: 'Pero sacame esto de acá ya, ¿no te das cuenta que no puedo ni hablar?', y le pasé el celular a alguien". Además agregó que cuando volvió a entrenar al gimnasio en Buenos Aires se le acercó una persona y lo feclitó "por lo bien que había estado cuando terminó el combate". A lo que él le preguntó a que se refería y le respondió que "había dado una nota espectacular, que ni se notaba que había perdido por noackaut". En el momento que les contó esta historia a los alumnos presentes los miró y les dijo: "Estaba tan mal que ni me acordaba que me habían hecho una entrevista. No paraba de sorprenderme".
Domínguez cuando perdió por puntos con el ruso Nikolai Valuev de 2.13 metros en 2004.
En esta anécdota no es todo negativo, siempre se rescata algo de una mala experiencia. Lo siguiente fue para él una de las máximas muestras de respeto, por eso recordó: "Cuando estaba saliendo del lugar para irme al hotel veo al galés (por Maccarinelli) con su novia mostrándome el cinturón a los gritos. Yo no quería saber nada, estaba re caliente. Pero se me acercó, me dio un abrazo y me dijo: 'Yo no soy campeón del mundo por esto (al señalar al cinturón), yo soy campeón del mundo porque esta noche te gané a vos'. Eso me quedó grabado y me fui llorando de la emoción".
El boxeador que consiguió su primera corona mundial en 1995 ante el francés Hakim Tafer también habló sobre otros temas generales, como por ejemplo que se aceleraron los tiempos para que un boxeador comienze a pelear ya que "antes se empezaba a ser amateur a los 16 y ahora a los 14" y que actualmente "en Centroamérica nacen y ya les ponen los guantes". O como que "las comparaciones son odiosas", que no se pueden comparar "los del 70 con los del 2000, a (Ringo) Bonavena o (Mohamed) Alí con los de ahora" y que si él se ponía a hacer el Nicolino (Locche) se le movía "todo".
Domínguez es entrenador en Atlanta desde 2007 y cada vez que ve una pelea de sus pupilos o en la tribuna por placer se tiene que controlar porque se le van las pulsaciones. Hasta su esposa lo tuvo que ayudar a calmarse. "Una vez fuimos a ver una pelea y mi mujer, que es médica, se puso a llorar porque yo gritaba: 'Matalo guacho'. Se me iba siempre la presión y ella me medicó para que no me pase lo mismo ahora que soy D.T.", resaltó el también campeón argentino y sudamericano pero en peso pesado en 2002 frente a Fabio la Mole Moli. Por último, ante la consulta de cómo fue el cambio de boxeador a entrenador y de que actividad le gusta más, sin dudas, respondió: "Pasó un tiempo hasta que me acostumbré. Pero elijo cuando era boxeador porque el logro era mío, personal".
Nahuel Tassi
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